Carlos, de la Mixteca para el mundo

*El poblano Carlos Negrete jugó en Uruguay, Panamá y Honduras, donde fue bautizado como El Messi, ahora desde el ámbito amateur, desde la talacha, patea la pelota con amigos

Antonio Zamora

Puebla, Pue.- Carlos Negrete es un futbolista poblano que no fue profeta en su tierra pues se tuvo que ir a Panamá para poder encontrar el reconocimiento que siempre buscó.

Su calidad con la pelota siempre saltó a la vista, por eso cuando hizo pruebas con el Puebla se quedó y estuvo varios años en sus fuerzas básicas compartiendo generación con hombres como Sergio ‘Cherokee’ Pérez o Rodrigo Salinas.

“Fue una etapa de mucho aprendizaje, estuve cuatro años ininterrumpidos donde la competencia que había me ayudó, pero hubo un problemita porque me hicieron una propuesta de irme a jugar a Jaguares de Atlixco, que estaba en Tercera División, entonces yo pregunté al doctor Arce si había problema y me dijo que no, que me iba a ir seis meses para foguearme. Pero cuando regresé, ya no estaba el doctor y había un nuevo directivo en las Fuerzas Básicas y ahí se generó la ruptura con el club”.

Nacido en Matzaco, comunidad ubicada el municipio de Izúcar de Matamoros en la Mixteca Poblana, Negrete hizo gala de su origen y luchó por su sueño de ser futbolista comenzando un andar por diferentes equipos que incluyó aventuras en Uruguay y Honduras, lugares que hasta ese momento habían sido inexplorados por algún jugador del estado.

“Cuando estaba aquí en Puebla en Segunda división, me invitaron a jugar en el equipo Plaza Colonia, en Uruguay, que tiene más de 100 años de historia. Acepté y fui al todo por el todo, llegué solo a un equipo con muchos jugadores ya mayores, yo con 21 años, y al principio me costó, porque allá se juga más al físico y yo apostaba más a mi técnica, entonces me fui adaptando y me terminó yendo bien”.

“Acabando el torneo con el Plaza Colonia y con la intención de quedarme, me invitan a irme ahora a Deportes Savio de Honduras. La situación fue más limitada que en Uruguay, tanto de presupuesto como de calidad en el equipo, peleamos el descenso y la presión era mucha”.

Un chico de 22 años que desde muy joven aprendió a vivir solo y a estar cambiando de casa casi cada seis meses, entendió que, para poder triunfar en la cancha, los sacrificios eran muchos, pero para él todo valía la pena.

“Tuve que salirme de mi casa para buscar el sueño, adaptarme a ciudades nuevas, el futbol te hace madurar de la noche a la mañana. Firmaba con cada club por seis meses, no fue fácil, pero todo siempre lo hice por el amor al deporte”.

Fue en 2014 cuando llegó un punto de quiebre en su vida, una invitación para ir a jugar a Panamá en el equipo Santa Gema, en donde en un principio todo parecía ser complicado, e incluso regresó a México porque había pensado en el retiro debido a una lesión, pero terminó por convertirse en un verdadero ídolo.

“Me costó un poco porque no me cuidé bien de una lesión, decía que mi tobillo ya lo conocía que con quince días de no hacer nada, hielito y pastillitas, pero no quedé y tuve que hacer una rehabilitación fuerte. Me recuperé, pero ya pensando en poder caminar normal, en jugar los domingos con mis amigos y el sueño del futbol estaba tronado y comencé a hacer planes de boda y a acabar mis estudios”.

“Un día me hablan de Panamá, se me hace raro, contesto y es el dueño del Santa Gema, me dijo ‘mi México cómo estás, oye quiero que te vengas de nuevo’, y la verdad primero le dije que no porque ya estaba en planes de boda, estaba estudiando, pero al final me convenció, entonces platiqué con mis papás y con mi esposa, y al final me fui”.

Para los que dicen que las segundas partes no son buenas, es porque no conocen la historia del Messi de la Mixteca, pues en su segundo torneo con el Santa Gema la rompió al grado de ser bautizado como el crack del Barcelona.

“Lo del Messi del Santa surgió porque así me puso el fotógrafo del club y todos me comenzaron a decir así. En el torneo seguimos avanzando y al final se nos dio el título y ahí fue cuando era el momento perfecto para retirarme, como campeón”.

Carlos Negrete sigue cercano al futbol, pero ya desde el ámbito amateur, desde la talacha, la que le permite patear la pelota con amigos, a un buen nivel, pero también la que le da espacio para formarse profesionalmente.

“Jugar en la talacha es difícil, uno piensa que porque fue profesional va a ser como jugar contra niños, pero la verdad hay un buen nivel. Cuando me retiré me di cuenta que yo tenía una desventaja de años en el mercado laboral, entonces comencé a estudiar y ahorita estoy acabando una maestría en Dirección y Marketing”.

 

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